El Porsche número 2, pilotado por Timo Bernhard, Brendon Hartley y Earl
Bamber ha ganado unas trepidantes 24 horas de Le Mans, teniendo que bregar con
el LMP2 número 38 de Jackie Chan Racing (FOTO:www.gtspirit.com)
En esta edición, Toyota lo tenía
todo para resarcirse del batacazo de 2016. Habían preparado la carrera muy a
conciencia y Kamui Kobayashi hizo la
pole con record del circuito incluido. Ese dominio se ratificó en las
primeras horas de la prueba. Ese Toyota número 7 controlaba y mantenía
distancias que apenas bajaban del medio minuto y subían del primero ante unos Porsche que empezaban a tener problemas
mecánicos. Uno quedaba fuera y el a la postre ganador tenía que estar una
hora en boxes para repararse, perdiendo a priori las opciones de vencer.
El calor no iba a ser ajeno a las
mecánicas, y la hecatombe de Toyota
llegaba con la caída de las horas nocturnas. Ese prototipo, que dominaba a
placer se paraba y previamente a eso el Toyota de Buemi, Nakajima y Davidson
entraba en boxes por problemas con los frenos, sin poder partir nuevamente
hasta la 1 de la madrugada. El tercer
Toyota también sufría todas las desgracias posibles y adiós a la carrera para
ellos. Porsche, que se había visto en un Sandwich nipón gran parte de la
carrera, pasaba a liderar con el prototipo número 1. La competencia no era
feroz para él, a su estela, y metiéndole varias vueltas hasta llegar casi a las
20, se situaban los LMP2. Unos LMP2 dispuestos
a cobrar su cuota de protagonismo no sólo por verse en un podio inesperado
para ellos, sino que el inhóspito abandono del Porsche 1 en el que brillaban
Neel Jani, Andre Lotterer y Nick Tandy daba un vuelto descomunal a la carrera.
Un LMP2 se posicionaba para un histórico
triunfo al equipo al que Jackie Chan daba nombre Ho Ping Tung, Thomas Laurent y
Oliver Jarvis debían ser un manojo de nervios tanto en el prototipo como en el
box cuando tocaban los descansos entre relevo y relevo.
Por detrás, la remontada del Porsche número 2 empezaba a cinco horas del final,
se le veía desatado y rozó las barreras en un doblaje como muestra de que
creían en la épica después de todo lo que les había ocurrido. A una hora de la
conclusión de la carrera, el sueño de
Jackie Chan de hacer una gesta para recordar acababa y se conformaban con
el nada desdeñable premio de vencer en LMP2 de manera autoritaria.
En la primera categoría de GT sin duda vimos la prueba más igualada.
Las marcas que se peleaban eran de lo más variopinto sin que ningún equipo
fuera claro dominador. Ferrari con su AF Corse, Ford y Porsche conservaron sus
opciones durante las casi 24 horas de la prueba, pero fue el Corvette de Antonio García, Jan
Magnussen y Jordan Taylor el que nunca se puso nervioso en carrera. En el anochecer llegaron a ocupar la
duodécima posición y se notó la experiencia de este triunvirato ascendiendo
poco a poco hasta en los últimos giros, con una parada memorable en boxes entre
Aston Martin y Corvette. Los amarillos salían delante en el relevo final. Un
relevo cuanto menos cuestionado al ser
Jordan Taylor el que lo hiciera dejando en boxes la experiencia y calidad
de Antonio Garía y Jan Magnussen. De
hecho, el Aston Martin de Jonathan Adam presionó y llegó a tener un toque con
el Corvette que le dejaba virtualmente fuera de la opción de victoria en GT.
Pero ahí, un error del americano
marchándose por la puzolana y dañando el Corvette en el tramo decisivo hizo
que Adam no dudara en meterle el coche e imponerse.
GT Amateur tampoco estuvo exento
de emoción. El equipo JMW Motorsport
motorizado por Ferrari ganaba con el coche que conducían Robert Smith, Will
Stevens y Dries Vanthoor. Pero Aston Martin también era favorito en esta
categoría y con Paul Dalla Ana al volante del número 98, sufrían un reventón
cuando iban primeros.
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