miércoles, 3 de mayo de 2017

La unión que jamás pudo culminarse

Es solo una pintura, pero Senna tenía negociaciones muy avanzadas para fichar por Ferrari a partir de 1995

23 años hace que Ayrton Senna perdió la vida en la curva Tamburello. Cada primero de mayo se le recuerda y a las 14:18 horas se nos encoge el corazón a sabiendas de que en ese preciso instante, el Williams de Senna partía recto hacia el cielo de los pilotos.

Aparte de engrandecerse el mito, en aquel instante cambió radicalmente la historia de la Fórmula 1. El tricampeón mundial sin su némesis en pista al retirarse Alain Prost, veía como un joven Michael Schumacher se perfilaba como su futuro rival. Para ello, había abandonado Mclaren enrolándose en Williams. Ese mismo coche al que la legalización de las ayudas electrónicas le hicieron imbatible con paseos triunfales de Alain Prost y Nigel Mansell, quienes venían de ganar los dos mundiales anteriores. Pero la limitación de esas mismas ayudas que engrandecieron a Williams le hicieron vulnerable a su supresión. Ello, junto al desencanto inicial de Senna al no sentirse cómodo con el bólido de Grove, le hicieron volver a contactar con el equipo Ferrari. Su sueño era acabar en algún momento vistiendo de rojo a pesar de la gran crisis que se vivía en Maranello. En tiempos de grandes éxitos ya hubo coqueteos con un supuesto precontrato sobre la mesa para correr en 1991 (algo que no sentó bien a Prost) y las cosas volvieron a reverdecer cuatro días antes del fatal accidente.

Luca Cordero di Montezemolo le tentó en su etapa final de Mclaren. El impedimento para su contratación era la relación contractual que unía a Jean Alesi y Gherard Berger con Ferrari. Por lo que durante 1994 había que buscar la manera de que al final del citado año, romper el vínculo con Williams para aterrizar en la casa del Cavallino en sustitución del austriaco. “Revienta a Williams y nosotros te tomamos”. Esas fueron las palabras de Montezemolo cuatro días antes del fatal accidente y que podían haber sido la culminación de años de múltiples conversaciones que no estaban llevando a buen puerto.  


Si todo hubiera seguido su curso, la historia de la Fórmula 1 habría sido diferente. Tal vez el llamado a campear con Ferrari era Senna y no el Kaiser, o tal vez el alemán hubiera sido su sucesor cuando el paulista se retirara, algo que probablemente hubiera ocurrido en el año 2000 y por tanto, la leyenda de Senna en Maranello podría haberse engrandecido y la de Schumacher no ser tan grande como actualmente lo es.

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