La bomba de la semana ha saltado con el regreso de Mclaren a
Indianápolis contando con Fernando Alonso como principal espada (FOTO:
www.gpupdate.net)
Por sorpresa, así llega la
noticia de que Mclaren regresa a las
míticas 500 millas de Indianápolis
en una estrategia muy enfocada a una única cosa, hacer ver al mundo que pueden
volver a ganar y así levantar esa imagen tan tocada desde hace tres años,
cuando se rompía su exitosa relación con Mercedes para contraer matrimonio turbulento con Honda.
Andretti Autosport será el que apadrine con uno de sus coches a
Mclaren para poner a prueba su velocidad punta en el consagrado Óvalo. Y las
sorpresas no acaban ahí, sino que se oficializa que Fernando Alonso se perderá el Gran Premio de Mónaco para ir a la cita.
Toda una división de estrategias desde Woking con el fin de dar el primer
zarpazo serio en medio de esta sinuosa travesía y como no, un claro cotejo a
Fernando Alonso para que permanezca unido al equipo con un regalo más típico
del cónyuge que no cumple con las expectativas de una buena unión y lo intenta
arreglar con flores y actitud cercana.
La política interna en Mclaren está cambiando. Si hace años la
rigidez era absoluta, no dejando incluso que Pedro de la Rosa participara en otras competiciones ante casos de
eventual necesidad, ahora se ve como sin Ron Dennis se anima a uno de sus titulares a saltarse una prueba mundialista en
un cheque en blanco hacia Alonso para que vuelva a estampar su firma con los
ingleses.
“Una de mis ambiciones es ganar la triple corona” decía Fernando Alonso
después de saltar la noticia, referenciando claramente a Indianápolis y Le
Mans con ansias de complementar sus dos cetros en la Fórmula 1. Eso es algo que en la historia sólo lo ha
conseguido Graham Hill como bicampeón de Fórmula 1 en 1962 y 1962, vencedor en
Indianápolis en 1966 y ganador absoluto en Le Mans en 1972.
La historia también nos ha dado pilotos que han campeado en Fórmula 1 y han
intentado el reto de Indianápolis como un Jaques Villeneuve que llegó a la
máxima categoría tras triunfar en el Óvalo en 1995. Otros nombres ilustres de
ambas categorías han sido Jochen Rindt, Emerson Fittipaldi, Bruce Mclaren
(padre del actual equipo Mclaren), Alberto Ascari, o Jim Clark.
Tampoco podemos obviar que
Fórmula 1 y 500 Millas de Indianápolis han ido muchos años de la mano. Más
concretamente entre 1950 y 1960 la
prueba era puntuable para el campeonato del mundo de Fórmula 1, aunque no
muchos pilotos del gran circo iban a tierras americanas y las manos que rodaban
bajo la bandera de las barras y las estrellas copaban la hegemonía de la
prueba. Pero a día de hoy las nacionalidades son variopintas al igual que los pilotos expertos a los que se tendrán
que medir tanto Fernando Alonso como Oriol Serviá. Empezando por el clásico
nombre de Sebastian Bourdais y siguiendo por los James Hinchliffe, Simon
Pageneaud, Scott Dixon o Helio Castroneves sin olvidarnos de viejos rockeros de
la Fórmula 1 como Takuma Sato o Juan Pablo Montoya. El espectáculo está
asegurado y no vemos la hora de que llegue el 28 de mayo para contemplar lo que
nos deparará el trazado Oval. Y no, no es alonsismo, es ganas de ver a grandes
de este deporte buscando nuevos retos y
explorar otros horizontes.
Era de esperar que la correría alguna vez, pero no creo que nadie se lo esperara antes de dejar la F1. Como dices, suena a disculpas por la paciencia que está teniendo con el equipo. Conociendo a Alonso, no creo que se pierda Mónaco sabiendo que es su último año en el "gran circo", puede que sea una pista de que, quizá no en McLaren pero sí continuará en F1 en 2018.
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