martes, 24 de enero de 2017

Ciao Mr. Ecclestone

Tras casi cuatro décadas al mando, Ecclestone deja el mando de la Fórmula 1 al grupo Liberty Media, comandado por Chase Carey. (Foto: Thisisf1.com)

Tiempos de cambio llegan a la Fórmula 1 y ello conlleva el adiós de Bernie Ecclestone. Aquel que a finales de los 50 intentó infructuosamente triunfar como piloto y que comenzó su época de esplendor en  los 70. Concretamente en 1972 compraba el mítico equipo Brabham, y siendo un subcampeonato el mejor resultado, pudo presumir de ser jefe de pilotos de la talla de Carlos Alberto Reutemann.

En 1978 empezaba su mando con mano de hierro. Se rodeaba del polémico Max Mosley y también en escena aparecía el nombre de Jean-Marie Balestre. Hombre también en el punto de mira por su presunto favoritismo hacia Alain Prost en la rivalidad con Ayrton Senna, y que incomprensiblemente decidió descalificar al paulista en la famosa maniobra del Gran Premio de Japón de 1989, privando a Senna de la victoria y arrebatándole las opciones de bicampeonato.

Ecclestone ha pasado de todo como dueño del Gran Circo. Realmente se puede decir que no supo dejar el cargo a tiempo y en sus puntos conflictivos van a figurar siempre estas últimas dos décadas de mandato. Su primera crucifixión fue en Ímola en el trágico fin de semana de 1994. Ratzemberger fallecía en el acto el sábado tras perder su alerón e impactar contra el muro. Nunca se canceló el Gran Premio tal y como indicaba la legislación transalpina y el domingo la tragedia se citó en Tamburello, llevándose a la leyenda de Senna y con ello nacía la controversia sobre si murió o no en el acto, y las teorías de si se ocultó o no la verdad para asegurar unos suculentos ingresos económicos.

Sus últimos años de mandato han sido una mezcla de todo. Disparates como el proponer un sistema de medallas o lluvia artificial a hacernos una Fórmula 1 sólo por y para ricos. Probablemente se le pueda señalar como un gran responsable de llevar Grandes Premios para caprichos de jeques sacrificando los clásicos que tanta afición daban, él es responsable de que hoy la desigualdad haga que los equipos modestos no subsistan en parrilla y siempre desde la FOM se ha promovido la eliminación de vídeos sin ánimo de lucro que circulan en la red, cuya única finalidad es la de compartir momentos de este bello deporte y rememorar viejas épocas u homenajear a ídolos.


En fin Sr Ecclestone, a estas alturas sólo le afearemos que no haya tomado la decisión de marcharse antes y dejar paso a la savia nueva. Esa que veremos si revoluciona o no la Fórmula 1.  Así que es de justicia dar un voto de confianza a las nuevas caras que son Ross Brawn, Sean Bratches y la imagen de bigote clásico de Chase Carey. Para él, la Fórmula 1 necesita “un nuevo punto de partida” definiendo a Ecclestone como “un dictador durante mucho tiempo”. De momento nos propone aumentar el número de carreras, que podría ser un craso error ante un calendario de por sí excesivamente cargado y con poco tiempo de parón vacacional.  Pero recordemos que Carey es estadounidense, país en el que los deportes se caracterizan por normas que fomentan el espectáculo. ¿Será capaz de llevar esa política a la Fórmula 1 y a la vez restituir la imagen dañada en su nación tras el bochorno de Indianápolis 2005 con seis coches en parrilla?

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