martes, 27 de diciembre de 2016

El efímero sueño español

Pedro Martínez de la Rosa fue escogido como el piloto líder de HRT durante su última etapa en 2012 (FOTO:www.pedrodelarosa.com). 

Campos Racing, Hispania Racing o HRT. Tres nombres para tres temporadas en la élite de la Fórmula 1. Así es la corta historia de la primera escudería española – que no primer proyecto –  en la historia de la Fórmula 1, y que escribió su última página en el Gran Premio de Brasil 2012.
En 2009, Adrián Campos, espoleado por el techo presupuestario que se quería imponer a la Fórmula 1, decidía presentar una solicitud que posteriormente fue aceptada junto con las de USF1 y Virgin Racing. El órdago de las grandes a este tope, con la amenaza de la creación de un campeonato paralelo les salió bien y el límite era eliminado. Eso forzaba la venta de Virgin Racing a Richard Branson y se cargaba de un plumazo a USF1. Una Lotus que nada tenía que ver con los tiempos gloriosos de Senna reemplazaba al sueño americano y Adrián Campos también se veía entre la espada y la pared. Entonces decidía traspasar poderes a José Ramón Carabante.

Sin pretemporada y milagrosamente llegaba Hispania Racing a Bahrein. Allí, y desempaquetando contrarreloj se subían a un monoplaza pintado de negro Bruno Senna y Karun Chandhok. Eran las primeras vueltas de un equipo íntegramente español y proeza fue aguantar toda la carrera. Lo pobre en mecánica no era explotado comercialmente, máxime cuando en sus filas, el citado Bruno Senna le unía un fuerte parentesco en forma de sobrino con el legendario Ayrton Senna. Nada que ver sin duda con la promoción que se le da a Mick Schumacher.

Carabante se desentendía de todo en 2011 y dejaba la escuadra en las manos especuladoras de Colin Kolles, conocido por primar en su criterio pilotos de pago y abandonar el barco una vez finalizada una campaña. Su espantada más reciente fue en Spyker y HRT no iba a ser la excepción. Vitantonio Liuzzi y Narain Karthikeyan eran los elegidos para llevar un bólido de nuevo sin pretemporada. La reincorporada norma del 107% les dejaba fuera de participar en el primer envite de la temporada, arreciando críticas desde muchos sectores de la afición. El equipo mejoró en la cola y al menos podía entrar en carreras.

El fin de la escuadra ya se puede calificar como íntegramente nacional. Lluis Pérez sala tomaba el mando después de la compra de Thesan Capital, Toni Cuquerella y su experiencia se apuntaban a la dirección técnica mientras que se organizaba el traslado a Madrid con sede en la Caja Mágica. Karthikeyan mantenía su preciado volante y la contratación bomba fue la de Pedro de la Rosa, que en su locura, abandonaba la comodidad de Mclaren para ayudar al producto de su país aún con emolumentos más bajos. El de Cardedeu se hacía pronto el abanderado del equipo y volvía a sentirse valorado dentro de una escudería.  Los tests drivers serían Dani Clos y Ma Quing Hua.  

La última temporada de HRT fue la más melancólica de todas. De la Rosa no defraudaba en su papel de líder y en Silverstone empezaba el fogueo de uno de los grandes hoy en día. Daniel Ricciardo, joven promesa de Red Bull, era cedido a la escudería española tras algunos libres con Toro Rosso compaginados con las Worlds Series by Renault, reemplazando a Narain Karthikeyan, que únicamente pilotaría en el Gran Premio de la India.

El resto ya es por todos conocido, el ERE de Thesan Capital fue el reflejo de un país que decidió no apoyar a un proyecto nacional que es poco probable que se repita. Como una fumata blanca papal expiraba la ambición y el amor que pusieron muchos y que la falta de apoyos de otros apuntillaron. Por lo que HRT dijo adiós sin otro proyecto español en mente a largo plazo. 

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