sábado, 13 de agosto de 2016

Equipo modesto con una alineación prometedora

Esteban Ocon completando un test con Mercedes durante la presente temporada. (FOTO:www.f1fanatic.co.uk)

Se acabó el dinero llegado desde Indonesia para mantener a Rio Haryanto en la Fórmula 1 y con ello, el primer piloto de dicha nacionalidad en la máxima categoría del automovilismo pone fin a su aventura como titular. Aunque Manor le mantiene como piloto reserva sin saber el tiempo que durará en esta situación, dado que desde su país natal ya hablan de promesas incumplidas y eso es algo que podría no sentar bien al equipo ruso y tirar de otro contendiente con cartera para ocupar su nuevo rol de piloto reserva.

Haryanto se marcha con la asignatura pendiente de mejorar los domingos, ya que a una vuelta ha demostrado que puede toser a Werhlein. En resumidas cuentas, podemos hablar de él como un piloto que ha superado las expectativas depositadas a tenor de verse en GP2 como un competidor normal, en el pelotón de los mortales luchando por algunas victorias faltándole un punch para ser campeón.

Para sustituir al indonesio llega Esteban Ocon. Una sorpresa si contamos con que el nombre que siempre sonó con más fuerza en la estructura de Manor era el de Pastor Maldonado seguido de Stoffel Vandoorne. De esta manera, Ocon, con experiencia en tests y beneficiado de estar codo con codo tanto en Mercedes como en Renault,  se redimirá de un año discreto en DTM donde únicamente había logrado dos puntos. Una mancha que no emborrona un espectacular palmarés que empezó a fraguarse en Fórmula 3 europea, donde se hacía con el título batiendo a Max Verstappen con 20 podios, contando nueve de ellos como victoria. Un año después, dejaba el programa de Renault enrolándose en el de Mercedes y ahí repetía título pero en GP3 como Rookie.


Con esta nueva incorporación, no solo se monta Mercedes su equipo B de manera silenciosa. Sino que además, Werhlein tendrá que sudar más dentro del monoplaza y su lugar privilegiado dentro de la estructura de las balas plateadas se vería comprometida si el galo logra batirle. Sin duda, dentro de ese box y en pista se va a jugar algo más que el buen papel de superar al compañero y principal rival.  

martes, 2 de agosto de 2016

El por qué debemos decir "no" al halo


Imagen virtual de cómo un piloto negociaría la mítica subida de Eau Rouge con el halo

Los tests de Silverstone volvieron a sacar a escena el famoso halo protector que llevarán los monoplazas en el futuro. El mismo se pensaba introducir ya en 2017, pero las voces críticas han crecido provocando que se posponga para más adelante.

Son varios motivos los que desde aquí nos impulsan a oponernos al halo:

1)    La estética de los monoplazas empeoraría considerablemente y al espectador le dificultaría la visión del piloto, ya que el mismo es reconocido por su casco.

2)    La visibilidad del piloto mermaría muy considerablemente, y eso a casi 300 por hora es algo inadmisible. La visión de la pista ha de ser clara. Si no nos atrevemos a conducir en lluvia y nos tiramos infinidad de vueltas con el coche de seguridad hasta que el asfalto no está casi seco, ¿por qué introducir un elemento que obligaría a negociar un trazado tirando más de memoria y que impide la visibilidad total con el coche precedente incrementándose el riesgo a la hora de adelantar?

3)   Viendo su configuración, no sabemos si podría darse el caso de que un neumático con trayectoria englobada tras un accidente impactase en la cabeza del piloto. Pero no es nada descabellado sopesar que ese halo tampoco garantiza la anulación del riesgo de sufrir un accidente similar al de Felipe Massa en Hungría durante la temporada 2009, cuando una pieza suelta del Brawn de Rubens Barrichello impactó en su casco.


Dicho esto, el halo, aparte de entrañar un peligro sin poder visionar la pista con la debida nitidez, no aumenta la seguridad todo lo que debiera ante el riesgo de impactos. Y es por ello que deberían valorarse otras alternativas como el cubrir el cockpit como en los prototipos de Le Mans. Se diría que un Fórmula 1 perdería en esencia, pero ganaría en seguridad.