Cámara Onboard en
la que Rosberg pasa por el sector con doble bandera amarilla sin aminorar.
El periodo vacacional nos hace analizar con
cierto retraso el Gran Premio de Hungría. Y si bien el mismo ha sido muy
táctico en todas sus variantes, no podemos pasar por alto la pole más polémica
en lo que llevamos de temporada.
La Q3 tocaba a su fin, Alonso, exprimiendo su
Mclaren más de lo que el mismo coche puede dar, falla y trompea quedando al
borde de la pista. Situación de doble bandera amarilla y perjuicio para
aquellos que venían haciendo su vuelta rápida de calificación. Todos frenaron a
su mínima expresión y tuvieron que conformarse con lo que probablemente no
querían a sabiendas de que la pista iba mejorando a medida que se secaba.
Hemos dicho todos fueron perjudicados. Pero
ya sabemos que ese todos exceptúa a uno que es Nico Rosberg. Que ante una
situación de peligro, decidió no levantar y seguir en ritmo endiablado. Lo
sorprendente no es la aptitud del bávaro aunque con ello se pusiera en grave
riesgo a los demás contendientes e incluso comisarios que podrían estar
trabajando. Sino que lo que nos deja con la boca abierta es la permisividad de
aquellos que deben hacer cumplir el reglamento y que en otras ocasiones
suprimen tiempos realizados por exceder milimétricamente los límites de la
pista o con bandera amarilla simple.
La doble bandera amarilla es casi una bandera
roja, poco menos que un Safety Car Virtual en la zona donde se produce la
incidencia. Por ello, el piloto no sólo ha de levantar todo lo que pueda, sino
que debe estar preparado a frenar totalmente su monoplaza si así fuera
menester. Ni una cosa ni otra hizo Nico Rosberg con los riesgos para todos ya
citados en el párrafo anterior.
Peligroso precedente ha sentado esta
situación y veremos cómo la enfoca una parrilla ante algo que más temprano que
tarde volverá a ocurrir porque al fin y al cabo esto es F1. Lo cierto es que al
menos, en carrera, hubo justicia divina y Hamilton no necesitó de “Hammertime”.
Simplemente con tomar a Rosberg como su títere desde la salida jugando con los
tiempos le valió para certificar una desventaja de 43 puntos o lo que es lo
mismo, casi dos Grandes Premios de diferencia. Importante golpe en lo psicológico
a Nico, que observa que con ambos en plena forma, Hamilton gana por goleada.
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