jueves, 28 de julio de 2016

La doble bandera amarilla de Rosberg

Cámara Onboard en la que Rosberg pasa por el sector con doble bandera amarilla sin aminorar.

El periodo vacacional nos hace analizar con cierto retraso el Gran Premio de Hungría. Y si bien el mismo ha sido muy táctico en todas sus variantes, no podemos pasar por alto la pole más polémica en lo que llevamos de temporada.

La Q3 tocaba a su fin, Alonso, exprimiendo su Mclaren más de lo que el mismo coche puede dar, falla y trompea quedando al borde de la pista. Situación de doble bandera amarilla y perjuicio para aquellos que venían haciendo su vuelta rápida de calificación. Todos frenaron a su mínima expresión y tuvieron que conformarse con lo que probablemente no querían a sabiendas de que la pista iba mejorando a medida que se secaba.

Hemos dicho todos fueron perjudicados. Pero ya sabemos que ese todos exceptúa a uno que es Nico Rosberg. Que ante una situación de peligro, decidió no levantar y seguir en ritmo endiablado. Lo sorprendente no es la aptitud del bávaro aunque con ello se pusiera en grave riesgo a los demás contendientes e incluso comisarios que podrían estar trabajando. Sino que lo que nos deja con la boca abierta es la permisividad de aquellos que deben hacer cumplir el reglamento y que en otras ocasiones suprimen tiempos realizados por exceder milimétricamente los límites de la pista o con bandera amarilla simple.

La doble bandera amarilla es casi una bandera roja, poco menos que un Safety Car Virtual en la zona donde se produce la incidencia. Por ello, el piloto no sólo ha de levantar todo lo que pueda, sino que debe estar preparado a frenar totalmente su monoplaza si así fuera menester. Ni una cosa ni otra hizo Nico Rosberg con los riesgos para todos ya citados en el párrafo anterior.  


Peligroso precedente ha sentado esta situación y veremos cómo la enfoca una parrilla ante algo que más temprano que tarde volverá a ocurrir porque al fin y al cabo esto es F1. Lo cierto es que al menos, en carrera, hubo justicia divina y Hamilton no necesitó de “Hammertime”. Simplemente con tomar a Rosberg como su títere desde la salida jugando con los tiempos le valió para certificar una desventaja de 43 puntos o lo que es lo mismo, casi dos Grandes Premios de diferencia. Importante golpe en lo psicológico a Nico, que observa que con ambos en plena forma, Hamilton gana por goleada. 

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