La muerte de Carlos Castella dejará un vacío
muy complicado de llenar en el mundo del periodismo del motor (FOTO:www.carloscastella.wordpress.com).
No es
muy habitual en este blog dedicar una entrada a un periodista. Pero ahora, la
ocasión lo merece porque aún no salgo de mi asombro. No puedo dejar de abrir
cualquier red social y en los grupos de Fórmula 1 mencionar el fallecimiento de
Carlos Castella. Un grande de la prensa, un tipo que ha estado al pie del cañón
hasta el último minuto y que hace dos semanas en su web nos obsequiaba con su
último artículo sobre el Gran Premio de Rusia.
Se nos
marcha una enciclopedia o mejor dicho, toda una biblia sobre el mundo del
motor. El DTM era su religión mientas que la Fórmula 1 y demás categorías no le
iban a la zaga mientras se marcaba excepcionales entradas con matices
históricos. Le apasionaba su trabajo y lo dejaba patente día tras día pudiendo
definirle como un periodista de calle, lejos de forofismos y alonsismos
exacerbados que ahora pululan en España, no le importaba intercambiar palabras
y opiniones con otros seguidores demostrando que pese a su posición, nunca se
sentía en una esfera superior al resto.
Muchos
eran los ejemplos que corroboran lo que expongo en el anterior párrafo. No le
importaba gastar eternas minutadas de su tiempo en contestar comentario por
comentario las opiniones que se vertían en su blog en cada entrada de cuasi
obligada lectura, y las charlas en el foro de la página oficial de Pedro de la Rosa le hacían un hombre muy cercano a la par de ecuánime e imparcial en sus
análisis. Ahora, y con todo nuestro dolor, veremos como precisamente el Gran
Premio de España será su primera ausencia a la par de que los circuitos del DTM
echarán en falta su asistencia al mismo. Tanto o más que nosotros sus geniales
artículos. D.E.P. Carlos.
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