Salvo sorpresa mayúscula, Ferrari tendrá que
ir al rebufo de Mercedes también durante gran parte del 2016.
Pretemporada
es sinónimo de guardarse las cartas, no dar pistas al rival y permitir que
otros sueñen viniendo su despertar en Melbourne. Y en estas está el equipo
Mercedes, guardando su artillería con simulacros de carrera en tiempos
constantes.
Lo raro
es que sea el propio Rosberg el que diga “Todavía no hemos mostrado todas
nuestras cartas” dando a entender que 2016 será otro paseo de las balas
plateadas y que lo de ver a Vettel y Ferrari mandando en la tabla de tiempos no
es más que un espejismo de Maranello. Otro dardo es cuando acaba diciendo “nos
estamos conteniendo, pero seguro que el coche es rápido”. No es de extrañar
cuando dan continuidad al trabajo de estas dos últimas temporadas. Se sienten
superiores, pueden conducir con un buen habano sobre los demás y únicamente
tendrán que controlar los egos como sus máximos enemigos.
Si
Mercedes oculta, no parece hacerlo Mclaren. Pedro de la Rosa ya ve que el
equipo no estará para ganar carreras y desde Woking fijan el objetivo de ser
unos habituales en Q3 en estas remozadas clasificatorias que nos esperan. Así que aquí lo que hay no es más que un baño
de realidad para quienes pensaban que más de dos segundos eran remontables en
un invierno. En fiabilidad han ganado, habrá que ver si en prestaciones podemos
decir lo mismo.
Y si
hay equipos que ya se postulan para estar en la cúspide, otros intentan ir de
tapados. Es el caso del debutante Haas, poniéndose como única meta cruzar la
bandera a cuadros en cada Gran Premio, pero el segundo mejor cronómetro de
Grosjean en la jornada del miércoles reflejan que será un equipo que en ciertos
momentos puedan asustar, y que su debut no será tan pobre como el de HRT,
Caterham o una Manor que empieza a observar el baño que le puede meter Wehrlein
a Haryanto durante la temporada. De los
demás, únicamente sus pilotos pueden sacar conclusiones de lo que llevan entre
manos.