Se acabó
la temporada 2015 con una carrera sin nada en juego y los clásicos “donuts”.
Esperábamos más lucha, más libertad en el seno del equipo Mercedes. Pero al
final, ya sea por el gran fin de semana de Rosberg o por parte de demérito de
Hamilton, no echamos el telón con el buen sabor de boca de ver una lucha de tú
a tú por la victoria.
El
ritmo de Rosberg ha sido muy bueno durante los tres días, lo que corrobora que
la asignatura pendiente del alemán es la presión. Ya sin ella, puede hacer
grandes carreras y destaparse como un gran piloto. Pero claro, las temporadas
no duran sólo tres Grandes Premios sin puntos en juego, sino que es casi una
veintena y cada punto hay que pelearlo como si fuera el último.
Hoy
Hamilton ha podido ganar, por eso, su último stint nos ha dejado un tanto
fríos. Contra todo pronóstico, montó el compuesto más duro en lugar de optar
por el superblando, con el que probablemente, si habría dado caza a Rosberg y
habríamos visto unas últimas vueltas bonitas.
Termina
como siempre un gran año para muchos, y “anus horríbilis” para otros como es el caso de Mclaren, que debe ser
el único motivo de festejo que tendrán, celebrar que se ha acabado el año de
uno de los mayores ridículos de su historia.