La
crisis se avistaba entre los pilotos de Mercedes después del toque en Spa y
desde Brackley no se ha hecho esperar la reacción, era imprescindible juntar a
los dos pupilos cara a cara para limar asperezas. Una buena medida de los
alemanes que faltó en Mclaren 2007 con el epílogo de la historia conocido por
todos.
Para
Rosberg es fácil pedir disculpas por el incidente a sabiendas de que le mete 18
puntos más en la clasificación a su compañero y máximo rival saliendo como el
gran triunfador de terreno belga. Quien tampoco apaga los fuegos posponiendo
efectuar las negociaciones para renovar cuando finalice la campaña y los
rumores de una posible vuelta a Mclaren ya están ahí. Pero volviendo al tema que
nos concierne, ¿es sincero el perdón de Rosberg o simplemente empieza a tener
imagen de que es uno más para el que el fin justifica siempre los medios? Lo
ocurrido en la calificación monegasca sigue sembrando dudas en la cabeza de muchos y
ahora esto, un posible toque que según Lewis Hamilton fue a propósito.
Mercedes ha puesto punto (no sabemos si seguido
o final) a esta crisis permitiendo a sus dos pilotos pelear en la pista pero
sin toques. Fácil decirlo y difícil cumplirlo cuando dos pilotos van al límite
jugándose lo que se juegan. Lo demás ha
sido una escasa reprimenda a Rosberg que no han querido hacer pública.
Hay
pruebas que dan tanto de sí que no acabarán el mismo domingo, y no por las
investigaciones post carrera precisamente, sino por todo lo que se va a hablar
en los camerinos y fuera de ellos. Así se puede resumir el Gran Premio de
Bélgica, donde el debutante Andre Lotterer sonrojó a Marcus Ericsson metiéndole
un segundo en clasificación. Algo que habla bien del tricampeón de Le Mans y
mal del sueco, cuya fama de “Pay-Driver “ seguirá aumentando a la vez que ya ha
recibido las primeras críticas por ello. Luca Di Grassi ha incendiado las redes
sociales comentando que se demuestra que hay pilotos que no están listos para
la Fórmula 1.
Lo que
si va a traer muchos titulares durante la semana es lo que ha pasado entre los
dos Mercedes. Cuando permites luchar a tus pilotos sin imponer rangos aumentas
el espectáculo y a la vez se agradece que se apueste por ambos para ser
campeones, pero se asumen también esta clase de riesgos así como la
probabilidad de tirar un fin de semana por la borda. El toque entre Rosberg y
Hamilton nos ha deparado a posteriori una carrera extraña, donde ninguno de los
plateados tenía opciones reales de victoria a pesar de las intentonas del
teutón a la par de que Hamilton nos sorprendía y no de manera agradable al no
ser capaz de avanzar posiciones. Tal vez Mercedes tardó en retirarlo
sobrecargando una mecánica que será crucial de cara a los próximos eventos.
Tiene pinta de que en la sede de Brackley habrá muchas conversaciones en los
próximos días con la finalidad de calmar ánimos y no abrir una crisis entre sus
pupilos.
También
dará y mucho que hablar la pelea entre Fernando Alonso y Kevin Magnussen. El
asturiano ha tenido el infortunio tras sus espaldas desde la salida con esa
sanción de 5 segundos mientras que el danés le tapó durante gran parte de la
carrera. ¿Exceso de motivación de Magnussen?, tal vez, porque en alguna acción
se ha extralimitado llegando a poner a Alonso en la hierba y ello puede ser
objeto de penalización. Estaremos atentos a lo que deciden los comisarios en la
post carrera.
Nos
congratula de sobremanera observar el regreso de Raikkonen, luchando con su
compatriota Valtteri Bottas por el podio. Da la sensación de que le ha motivado
la confirmación de que continuará vestido de rojo la próxima temporada. Así que
con todo lo acontecido, es como si el carrerón de Daniel Ricciardo pasara de
puntillas. Pero son otros 25 puntos más en su casillero, 50 de los últimos 50
cosechados y otro baño a Sebastian Vettel, y no del Ice Bucket Challenge que
tan de moda se encuentra ahora.
El
sorprendente fichaje de Max Verstappen por Toro Rosso sigue dando que hablar
varios días después, por lo que ahora toca evaluar los daños colaterales de la
arriesgadísima decisión de Red Bull.
El primer nombre que sale a la palestra no podía ser otro que el de Carlos
Sainz Jr, el cual ha declarado “Red Bull quiere apoyarme y están intentando
encontrar una solución”. Pues la resolución de los problemas se complica cuando
es una parte la que quiere enredar más o decide meter ecuaciones de segundo y
tercer grado, radiales, etc a cuestiones matemáticas tan sencillas como que dos
manzanas más dos manzanas hacen cuatro manzanas.
A
muchos nos gustaría saber cómo van a resolver ahora la encrucijada y sobre
todo, con qué cara van a decirle a Carlos Sainz Jr que ya no vale con llevar
varios años con ellos y mandar autoritariamente en las World Series para
explicar la decisión de anteponer a un chaval de 16 años en su camino aunque el
proceso natural indique que mínimo le quedaban dos o tres años para subir ahí.
Y de paso, cómo les van a contar a Pierre Gasly y Alex Lynn que sus actuaciones
están siendo dignas de pertenecer al programa pero que no valoramos el trabajo
y las manos.
Pudiera ser que a Red Bull se le apareciera la
virgen si Vettel acepta la oferta de Mclaren, encontrándose la solución en el
ascenso de Daniil Kvyat al equipo grande. Pero igualmente, el puñal ya está
clavado y ni encontrarle un hueco en Caterham debería curar esa herida. El
orgullo muchas veces puede ser más poderoso que el sueño que se busca y desde
luego que Carlos Sainz Jr podría empezar a plantear el buscar otro programa de
formación, dado que subir sin patrocinadores de postín a un mundo donde cada
vez se subastan más asientos es complicado por mucho talento que se tenga. Y es
que a todo esto, el primer apoyo que ha tenido el madrileño es el de Antonio
Felix Da Costa a través de twitter, que también ve como el Gran Circo cada vez
está cada vez más lejos para él a la vez que vivió que Red Bull antepusiera a
Daniil Kvyat a él. Sabe de lo que habla igual que se observa que Red Bull puede
encumbrar y tirar por tierra a un piloto en cuestión de segundos.
Que han
llegado nuevos tiempos a Caterham salta
a la vista, y que las decisiones que se toman de nuevo vuelven a estar en boca
de todos también. Es una seña de identidad de Colin Kolles y el séquito que
siempre le acompaña en cada aventura dentro de la Fórmula 1 con su estilo nada
diplomático allá donde aterriza. Criticó al equipo Campos Meta cuando entró en
él para ser rebautizado como Hispania Racing con la compra del paquete
accionarial por parte de José Ramón Carabante. Tal vez no quiso percatarse de
que la escuadra española, al igual que el resto de las neófitas, sufría las
consecuencias de que la FIA finalmente no pudiera implantar el límite
presupuestario, lo que aunado a la crisis que empezaba a azotarnos hacía muy
complicado atraer inversores. Simplemente su discurso se basaba en palabras
como “desastre”, “desorganización”, “no tenían nada” y demás lindezas que
repitió en su llegada a Caterham para cargar contra lo que había mientras Kolles
sólo ha tenido una cosa en mente desde que está en este mundo. La subasta de
asientos que inició en Spyker recordando a los Yamamoto o la ristra de pilotos
jóvenes que hacían de probadores dejándose el dinero de sus patrocinios para
probar una o dos veces en un equipo que sería vendido posteriormente.
Simplemente,
el aterrizaje de Kolles, Albers y cía en Caterham parece un sin sentido en
cuanto a decisiones, prescindiendo de Rossi en su programa de jóvenes talentos
para incorporar a Giovesi o Berthon, entrando en conflicto al despedir a 40
trabajadores y una supuestas evoluciones del monoplaza verde que no parecen
tales en cuanto a rendimiento sin que se percaten que la décima plaza de
constructores es una quimera tras la exhibición de Bianchi en Mónaco. El
secreto ya no reside en las evoluciones, sino en una carrera loca que les aúpe
a la quimera.
Su
última noticia es la otra sorpresa de la semana junto a la oficialización de
Max Verstappen como piloto de Toro Rosso para 2015. Andre Lotterer reemplazará
a Kobayashi en Bélgica dando así una merecida oportunidad al triple campeón de
Le Mans. Quizás esta sea la menos discutible aunque la sensación que nos quede
es que el japonés ya se encuentra en el disparadero listo para ser lanzado en
cuanto sea posible fuera del box a sabiendas de que no garantizan la continuidad
de sus pilotos hasta final de la presente campaña, como si fueran los únicos
culpables del “anus horribilis” en Leanfield. Cuando el coche no da no da.
No deja
de ser una sorpresa aunque llevara gestándose durante varios días. Sí, hay que
abrir los ojos para creerlo. Max Verstappen será el piloto titular de Toro
Rosso en 2015 junto con Daniil Kvyat reemplazando a un Jean Eric Vergne con el
que avisábamos que el tiempo se le agotaba, y se le agotó.
Sorprende mucho lo de Max Verstappen por muchos
motivos. Será el debutante más joven en la historia, en apenas un año ha pasado
de los Karts a la Fórmula 1 y llevaba menos de una semana dentro del Red Bull
Junior Team. Por lo que cuesta entender a que responde esta precipitación que
lo único que puede lograr es tirar por la borda una de las carreras “Max”
prometedoras del panorama automovilístico. Porque los méritos del hijo del “Boss”
hay que reconocérselos. Pelear por el campeonato más importante de Fórmula 3 en
su año de rookie y recién llegado del Kart es algo digno de loa. Pero
precisamente esos méritos son los que lleva dos años sin valorar Helmut Marko,
dado que el año pasado optaba por un Daniil Kvyat campeón de GP3 ahorrándole el
paso previo de GP2 y dejaba en la cuneta a Antonio Felix Da Costa, quien había
demostrado de lo que era capaz en un campeonato tan fuerte como las World
Series, plantando cara a los Jules Bianchi, Robin Frijns o Kevin Magnussen. Y este año la historia se repite. Carlos Sainz
Jr manda con mucha autoridad en World Series y otros pilotos de la cantera como
Alex Lynn o Pierre Gasly también nos dejan ver en cada evento que atesoran
manos para cuajar grandes papeles allá donde vayan. Entonces, ¿por qué Red Bull
decide subir a un piloto que lleva con ellos apenas 5 días dejando en la cuneta
a los anteriormente citados? ¿Marko y compañía empiezan a perder el norte?
La
parabólica de Monza no desaparecerá como casi si lo hizo la mítica parada del
autobús en Spa, pero en la foto se observan las obras de asfaltado de una curva
que tras esto perderá gran parte de su esencia y personalidad.
Monza no es únicamente el templo de la velocidad y el Gran Premio donde muchos
equipos cierran sus planes de cara a la temporada siguiente, sino que uno de
sus grandes puntos ha sido su parabólica, esa última curva en la que los
pilotos arriesgaban aún sabiendo que sus monoplazas podían quedar varados en la
grava acabándose la carrera o su vuelta buena de calificación. Ahora la
parabólica en cambio será otra curva más de este campeonato, una de las muchas
en la que el error no penalizará gracias a esta moda absurda de que las escapatorias
sean de asfalto. Como si no fuera
suficiente verlo en tilkódromos, ahora también a observarlo en los clásicos
autódromos.
La
grava no es sólo un elemento de seguridad que frena a un coche desbocado, es
también la opción de que un error se pague y sobre todo la posibilidad de
acabar con aquellos que abusan de los exteriores de la pista para ganar ventaja
y que ahora está tan de moda. Sin ella, pilotos de menos talento saldrán
indemnes de sus locuras valorando ya sólo las manos de un piloto en comparación
con su compañero. Pero bueno, estas obras al fin y al cabo quedan como una
anécdota más en una competición de coches cada día más lentos, cambios de
reglamento a mitad de temporada según conveniencias, decisiones incomprensibles
e incluso arbitrarias, adelantamientos artificiales con DRS, sonido nulo de los
V6 y las próximas resalidas tras el Safety Car.
En
pleno parón vacacional no es nada extraño que la Silly Season cobre
protagonismo, pero este protagonismo es peculiar porque estos días a pesar de
que pueda hablarse de la oferta de Mclaren a Vettel y sobre si el cuádruple
campeón mundial debe poner fin a su gloriosa etapa en Red Bull o el futuro de
Fernando Alonso se puede decir que el
nombre propio es otro. Nada más y nada menos que Max Verstappen.
Muchos
conocerán a Max Verstappen como el hijo del ex piloto Jos Verstappen, “El Boss”
como muchos le llaman o el incombustible de los 90, aquel que lo mismo casi se
nos asa en un pit stop con Benetton o que no se le caían los anillos por
pilotar un coche del fondo de la parrilla. Pues bien, ahora el que brilla es su
vástago, quien a priori parecería algo atrevido llamarle “super promesa” cuando
en la F3 Europea marcha a casi 100 puntos de Esteban Ocon (también otro piloto
a seguir de cara al futuro), pero que no se olvide un detalle importantísimo.
Con 16 primaveras es su primer año en monoplazas y se ha atrevido a dar el gran
salto hacia el campeonato más importante de Fórmula 3, pasando por alto el
camino que parecería lógico de debutar en un campeonato nacional. Y desde luego
que inexperto no parece a tenor de sus actuaciones, que han llamado la atención
de Helmut Marko.
El hecho de que Red Bull esté interesado en tutelarle no es noticia, pero que se plantee el
montarle ya en un Toro Rosso como titular de cara a 2015 si es muy chocante no
ya por la inexperiencia que pueda atesorar en sus manos con un posible debut
precipitado, sino porque a tan corta edad aparte de ser el debutante más joven
de la historia, le echarían al ruedo sin apenas kilometraje a bordo de un
Fórmula 1. Un caso similar al de Jaime Alguersuari pero sin alcanzar siquiera
la mayoría de edad.
Todos
estos rumores parten de Italia o ¿podemos decir ya que son más que rumores? “El
Boss” no ha negado en ningún momento esta posibilidad. Es más, lo afirma con
declaraciones como “Marko es un fan de Max” y que debutar con Toro Rosso “sólo
es una de las opciones que hay sobre la mesa”.
Que Verstappen se va a integrar en la órbita de Red Bull parece un secreto a
voces a sabiendas de que el holandés ya ha compartido momentos con ellos en el
pasado Gran Premio de Alemania, pero esos rumores casi confirmados por su padre
hacen bueno el dicho de “cuando el río suena, agua lleva”. Y desde luego que empuja
con un gran caudal de agua.
Si todo
esto se confirma, sería una bomba y unos riesgos que Red Bull estaría dispuesto
a tomar a sabiendas de que la apuesta por Daniil Kvyat le está saliendo bien a
la vez que pone a Jean Eric Vergne con pie y medio fuera. Carlos Sainz Jr sólo
tiene que apuntalar su temporada en World Series para dar el gran salto y
Verstappen sería la gran sorpresa que Red Bull pondría por delante de otras de
sus promesas como son Pierre Gasly o Alex Lynn. Si el británico vence en GP3 no
tiene pinta de que la jugada le vaya a salir tan rentable como a Kvyat.
El
antiguo Nurburgring, el infierno verde, el circuito más duro y difícil del
mundo. Toda una seña de identidad en la que hoy muchos pagan por dar aunque sea
una vuelta con su vehículo de calle, un trazado donde cada año se celebran unas
prestigiosas 24 horas en las que la conducción nocturna tiene que ser
complicada y a la vez llena de adrenalina. El castillo en lo alto de su montaña
ha sido testigo de múltiples carreras a la vez que fallecimientos o accidentes
graves. Y eso es lo que toca narrar hoy primero de agosto, día en que se
cumplen 38 años de la cuasi fatalidad de Niki Lauda, momento en que perdió gran
parte de su cabellera dando inicio a las cicatrices que hoy hacen del austriaco
una seña de identidad. Heridas de guerra o gafes del oficio preferiría llamarlo
él.
En
aquel 1 de agosto de 1976, la disputa entre Niki Lauda y James Hunt por el
título estaba en todo lo alto llegando la competición a este trazado. Había
llovido y los pilotos dudaban sobre si se debía o no dar la salida. Al final
fue un sí y aunque únicamente finalizaran la prueba seis coches con triunfo
para James Hunt, todo quedó marcado por el accidente de Niki Lauda.
Tras una primera vuelta sin incidentes, llegaba la segunda donde el Ferrari del
Austriaco patinaba, perdía el control y acababa contra las barreras
incendiándose el monoplaza. Otro piloto impacta con el vehículo en llamas.
Cinco espectadores, un policía y los pilotos Brett Lunger, Arturo Merzario, Guy
Edwards y Harald Ertl se erigieron como grandes héroes para extraer a Niki
Lauda de ese infierno de más de 800 grados al que estaba sometido. Caco destrozado,
quemaduras de primer grado en varias partes de su cuerpo, algunos huesos rotos y los pulmones envenenados por la
inhalación de gases tóxicos encendieron las peores alarmas, llegando incluso a
recibir la extremaunción.
Con
este panorama, cualquier otro piloto habría colgado el casco o como mínimo no
habría vuelto hasta el año siguiente, pero en ese aspecto la historia de Niki
Lauda era la de alguien que parecía no temerle a nada y 42 días después con
muchos médicos desaconsejándole que lo hiciera, se subió de nuevo al Ferrari en
Monza para no regalar el título a James Hunt. Acabó en una muy meritoria cuarta
plaza bajándose del coche con los vendajes empapados en sangre. Él mismo ha
reconocido muchos años más tarde sentir miedo por la posibilidad de sufrir otro
accidente en aquel fin de semana, aunque las alabanzas se tornaron en críticas
con motivo del Gran Premio de Japón que se disputaba en Fuji. Última prueba del
mundial y el título en juego. Tras pocas vueltas y ante un torrencial aguacero,
Niki Lauda decide abandonar ante la inseguridad que proporcionaban tales
condiciones meteorológicas cediendo el campeonato al de Mclaren por un solo
punto. Carlos Castella en su blog y analizando la película de “Rush”, nos
arrojó el dato de que hubo un pacto por parte de los pilotos de abandonar a las
pocas vueltas y pocos lo cumplieron. Uno de ellos fue Niki Lauda.